Acostumbrados a los hábitos nutricionales y gastronómicos de la segunda mitad del siglo XX, las personas mayores suelen preferir la comida casera y se apartan de los platos preparados, la comida de catering y la comida rápida. Para los mayores, la dieta saludable es sinónimo de régimen dietético o, al menos, muy próximo al mismo, motivo por el que a menudo la rechaza. Es por eso que, por culpa de esta mala alimentación, las consecuencias que se padecen son los trastornos del ritmo intestinal (estreñimiento) y los problemas de conciliación del sueño (insomnio). Así pues, se necesitan consejos para llevar una buena alimentación saludable.
Fuente: másqueabuelos