Cofundador y CEO de SeniorDomo

Las ideas para emprender un proyecto a menudo a menudo nacen de la propia necesidad personal. Este es el caso de SeniorDomo, un servicio de teleasistencia avanzado e integral para personas grandes que en 2018 fundaron Ángel Puertas y su hermano Pedro, junto con Jordi Mercé.

El objetivo de este servicio, que ya se ha empezado a comercializar en Barcelona y al área metropolitana, es utilizar las máximas tecnologías para afrontar la vejez a casa, promover la salud y el bienestar y evitar el riesgo de caídas a casa y en la calle.

¿Cómo nació SeniorDomo?

El año 2015, mi padre contrajo Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), una dolencia que le causó una degeneración muy rápida y que le causó la muerte después de un año. Nosotros, como familiares, queríamos mantener su autonomía y que siguiera viviendo en casa.

La primera opción en la que piensa todo el mundo es buscar una residencia, contratar un cuidador o hacer uso de la teleasistencia tradicional. Nosotros vimos que no había demasiado más soluciones para afrontar una situación de dependencia a casa.

El verano de 2018 decidí dejar mi trabajo de consultor y con mis conocimientos como ingeniero informático montamos SeniorDomo, para dar respuesta a una necesidad que, junto con mi hermano, habíamos vivido con la experiencia del padre.

¿Cuál es la gran novedad que aporta SeniorDomo?

Ofrecemos servicio de teleasistencia consumible para las familias. El usuario o la familia contratan el servicio, recibe un quit que se puede instalar a casa y que se puede configurar y activar través de una aplicación móvil.

El sistema avisa al instante los familiares con una alarma desde el móvil y permite hacer un seguimiento de las actividades diarias de la persona que dispone del servicio.

Disponemos de dos modalidades: la primera -denominada SeniorDomo Protect- consta de un reloj y una aplicación móvil. El reloj, que tiene GPS, permite a la persona pedir ayuda desde cualquier lugar y momento y los familiares también pueden definir una zona de seguridad. Así cuando la persona la supera, los puede avisar.

Se trata de una solución tecnológica que ofrecemos directamente a particulares, pero que también es muy útil para integrar a servicios de teleasistencia tradicionales y a residencias. Desde abril del año pasado, tenemos más de 100 usuarios conectados.

La segunda modalidad, denominada Seniordomo Prevent, permite adentro de casa, a través de un sistema de sensores, que se coloquen a los principales objetos del domicilio, detectar cualquier cambio de hábitos en la persona y, por lo tanto, ayudar a prevenir posibles deterioros o caídas.

¿El uso de la tecnología en las personas grandes no puede ser visto como una intromisión a su intimidad?

La parte ética es muy importante. El servicio lo diseñamos contando con la participación de 20 familias, que nos explicaron su visión. Una de las cosas importantes que nos dijeron es que no se querían sentir observados y, por lo tanto, descartamos incorporar cámaras y micrófonos a los domicilios.

Al final, con este sistema, basado en el uso de sensores, no sabemos cómo va vestida la persona ni qué programa de televisión ve, pero si podemos conocer de la manera menos intrusiva posible, que pasa. Habitualmente se coloquen sensores a la puerta de la nevera, al pastillero o al cajón de los cubiertos, es decir en objetos de uso diario.

Hacer participar el usuario en el diseño de cualquier solución es clave.

Para nosotros nuestra obsesión es que fuera un sistema de teleasistencia centrado en el usuario. Si haces un producto sin contar con la persona que lo usará, vas mal!

Además de no sentirse confiscadas, estas familias, con las que contamos inicialmente, nos pidieron ayudar a evitar la soledad de las personas grandes, algo en el que incidiremos en futuras soluciones tecnológicas.

¿Cuáles son las posibilidades que la inteligencia artificial nos ofrece a nivel social?

El uso de datos a gran escala nos permite obtener información y aplicar patrones y, por lo tanto, desarrollar acciones e incidir en políticas sociales o de salud. La teleasistencia del futuro permitirá realmente estar muy centrada en la necesidad de cada usuario y propondrá, por ejemplo, que se hagan llamadas de seguimiento a quien realmente lo necesite en base a las necesidades y a los hábitos de cada persona, cuando por ejemplo se detecten anomalías en sus hábitos de vida.

Muchas personas grandes no vuelan un cuidador las 24 horas del día y muchas, además, no se lo pueden permitir económicamente. Si tienes un cuidador que va en momentos clave en el día y con el resto cuentas con un sistema de teleasistencia predictivo, que aporte valor, el proceso de envejecer es mucho más sostenible.

¿Estamos educados para planificar la vejez?

Costa de hablar y no pensamos. Como hijos no nos tiene que dar miedo hablar con el padre y la madre y preguntarlos como los gustaría a envejecer, pero este tema todavía es un tabú, también por la propia persona grande. Es un derecho que tienen, el de decidir y hablarlo es un adelanto muy importante. Por desgracia, demasiado a menudo, los hijos deciden a veces sin que la participación de la persona grande.