Las personas mayores son mucho más vulnerable a la diabetes mellitus no insulinodependiente y, además, estas personas tienen una tasa de mortalidad más alta a causa de las complicaciones relacionadas con esta enfermedad, que tiene una incidencia del 15% en las personas con más de 70 años. Normalmente, la enfermedad aparece hacia los 65 años, está asociada a la obesidad y, a menudo, se detecta al estudiar otros factores de riesgo cardiovascular o al realizar una analítica. Los cambios en la dieta son el tratamiento más habitual por la diabetes de este tipo (II), y los hábitos dietéticos que se recomiendan por estos pacientes son los mismos que por los que tienen un riesgo alto de sufrir una patología coronaria.
La diabetes mellitus es una enfermedad crónica que se caracteriza, entre otras anomalías metabólicas, por la hiperglucemia que tiene lugar como resultado de un déficit en la secreción y/o la acción de la insulina. El objetivo del tratamiento de la diabetes en las personas mayores es lograr un buen control sobre la glucemia, perder peso (si hay exceso de peso) y mantener unos niveles normales de grasas.