Cuando me veas sentada en silencio,

Como un saco dejado en el estante,

No creas que necesito tu charla.

Me estoy escuchando a mí misma.

¡Espera! ¡Detente! ¡No te apiades de mí!

¡Espera! ¡Detén tu simpatía!

Entendiendo si usted lo consiguió,

¡De lo contrario me haré sin él!

Cuando mis huesos estén entumecidos y doloridos,

Y mis pies no suban la escalera,

Sólo te pediré un favor:

No me traigas una mecedora.

Cuando me veas caminando, tropezándome,

No estudiando y equivocándome.

Porque cansado no significa ser perezoso

Y cada adiós no se haya ido.

Soy la misma persona que fui entonces,

Un poco menos de pelo, un poco menos de barbilla,

Mucho menos pulmones y mucho menos aliento.

Pero sin suerte de que todavía pueda respirar.

Maya Angelou

 

Fuente: qmayor.com

Envejecimiento Activo