Un estudio del Observatorio de Pensiones Caser recuerda que vivir 100 años será cada vez más habitual y que los futuros jubilados no van a renunciar al estilo de vida actual, sino que esperan mejorarlo. Así prevén practicar con más frecuencia actividades de ocio como leer, viajar, comer fuera, asistir a conciertos, al teatro o al cine.
Esa intención de tener una jubilación activa, se refleja perfectamente en el número de mujeres y hombres que deciden estudiar pasados los 50 años. Cada vez hay más alumnos jubilados en las universidades.
Los expertos coinciden en que estudiar en la jubilación aporta múltiples beneficios. El ejercicio intelectual mantiene la mente activa, ofrece nuevas oportunidades de socialización y favorece la autonomía. En el caso de los estudios universitarios, los alumnos comparten espacios con estudiantes más jóvenes, lo que incentiva un intercambio de experiencias.
Muchas universidades, públicas y privadas, cuentan con organismos que gestionan estudios específicos para mayores de 50 años. Hay títulos propios de cada universidad, diferentes a los grados a los que se puede acceder, independientemente de la edad.
Pero no todas las personas mayores con ganas de seguir aprendiendo optan por estudios reglados. Son numerosos los jubilados que aprovechan para aprender o perfeccionar idiomas, tocar un instrumento, talleres de pintura, cantar en un coro, etc., actividades que estimulan el aprendizaje y la creatividad, la paciencia y la concentración, así como la perseverancia, la expresión y, por supuesto la diversión. Todo ello es beneficioso para la actividad cerebral, la salud mental, la autoestima y la motricidad.
Fuente: El País
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