Ya hace tiempo, años, que el modelo asistencialista de las residencias por las personas mayores o personas en situaciones de más o menos dependencia está en debate y surgen otras iniciativas más centradas en la persona. Son proyectos residenciales que reconocen el carácter único y singular de cada persona y promueven una mirada que se fija en las capacidades más que en aquellos aspectos que hace a la persona dependiente, fomentando así su autodeterminación. Se trata de hacer el centro a medida de las personas y no a la inversa, y respetar siempre que se puedan sus decisiones.

Esta necesidad de transformación del modelo, en tiempo de covid, todavía se ha puesto más de manifiesto. Las medidas que se han tenido que tomar han fomentado todavía más el aislamiento de las personas y la carencia de poder, autonomía y toma de decisiones de ellas y sus familias.

Por eso y por muchas más cosas, estamos en un momento en que también han aumentado las iniciativas de cohabitatge senior. Cada vez son más las personas, en todo el territorio, que están interesadas en poder habitar su vida de una manera más sostenible y acuerdo con sus valores. De una manera que fomente la relación y rompa con dinámicas de aislamiento y soledad. Que fomente el apoderamiento y la participación. Y que sea un modelo que posee en el centro las personas, la comunidad y las curas.

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