El proceso del duelo ayuda a normalizar la pérdida de un ser querido, pero cuando no se supera con normalidad puede enquistarse generando una patología.

“La primera noche después de que muriera Manolo uno de mis hijos se quiso quedar a dormir conmigo, pero le dije: “No, porque no va a cambiar nada, papá ya no está y va a ser así hoy mañana y pasado”. Así recuerda Marisol Lomba, de 79 años, la primera noche que pasó separada de su marido. Han pasado ya tres años de aquel momento y para ella la ausencia de Manolo sigue siendo una constante difícil de ignorar.

Al igual que Lomba en España hay dos millones y medio de viudos mayores de 60 años, según el INE. Con la muerte de un ser querido tan cercano comienza el duelo, un proceso psicológico mediante el cual se supera este tipo de pérdidas. “Tenemos que pensar en el duelo como un proceso activo, por lo que pasa una persona hasta que es capaz de recolocar al fallecido en una vida que continua sin él”, explica Virginia Barriomontero, psicogerontóloga y psicóloga de la plataforma Cuidado Mayor.

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