El Parlament de Cataluña es, de momento, la única institución en España que investigará qué pasó a las residencias de abuelos durante la pandemia del coronavirus. Allá han muerto el tercio de los finados por coronavirus, más de 9.000 residentes. Los grupos parlamentarios de ERC, JuntsxCat y PSC aprobaron este miércoles la creación de un grupo de trabajo, compuesto por expertos designados por los partidos, que tendrá que aclarar que falló en los centros, quién tiene responsabilidades directas y que hay que hacer porque nunca vuelva a pasar. Las asociaciones de familiares tienen pocas esperanzas que este trabajo dé frutos y prefieren una comisión de investigación dentro de la Cámara y con comparecencias públicas. «Nos han colado un gol», afirma una entidad.
La retahíla de muertos no deja de crecer día tras día, a pesar de que hoy, después de la exitosa campaña de vacunación, la realidad es bien diferente. Hace apenas dos años los muertos a los geriátricos se contaban por centenares. Muchos abuelos murieron esperando un traslado hospitalario que no llegó nunca, y en los centros más afectados los cadáveres reposaron horas a las camas mientras esperaban la llegada de la funeraria. En aquellos primeros meses de pandemia, pocos familiares pudieron dar el último adiós a sus seres queridos, y muchos cargarán con un peso enorme por haberlos internado a los geriátricos. Los trabajadores no daban más de si, y tenían que utilizar bolsas de basura para imitar mascarillas, guantes o equipos de protección individual. Faltaba material, y el debacle fue espantoso.
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