Los bomberos del Ayuntamiento de Barcelona tuvieron que destrozar durante el 2019 las puertas de 141 domicilios para rescatar cadáveres de personas que habían fallecido sin que nadie las echara de menos. Casi todos eran vecinos de más de 60 años.

Esas cifras no explican la dimensión real del problema de envecimiento y la soledad que se expande por Barcelona porque estos 141 servicios de ‘apertura de vivienda con éxitus’ se corresponden únicamente con los casos más dramáticos: personas que se quedaron ‘atrapadas’ en domicilios a los que nadie podía entrar. Pero si un familiar, un amigo o un vecino dispone de llaves y ya no acuden los bomberos –los únicos que anotan esta emergencia–, estos fallecidos no aparecen en ninguna estadística.

Fuente: elPeriódico

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