Esto no va solo de coronavirus, sino de la incertidumbre sobre nuestros años finales, una duda que nos ha surgido a todos en esta pandemia

El paso del tiempo y sus efectos en las personas son cuestiones que forman parte de los misterios de la vida, en especial en estos tiempos donde la juventud esta sobrevaluada. La búsqueda de teorías que pudieran explicarlo se remonta a tiempos ancestrales. Lo que hoy está claro es que ser una persona mayor es ser parte de un grupo que se exime de cualquier posibilidad de caracterización porque la norma es la diversidad. Delinear y definir cuándo se es mayor, sea a título personal o colectivo y con todos los estados funcionales (fisiológicos, cognitivos, sociales y de identidad sexual), supone una tarea que carece de una respuesta única.

Envejecer y el devenir del tiempo es algo que desafía toda lógica. Un estudio del estadounidense  Pew Research Center que analizó a 3.000 personas mostró que el 65% de los que llegan a los 60 años se sienten jóvenes a esa edad. Esto significa que las percepciones propias juegan un rol fundamental. Ese mismo estudio también concluyó que quienes tienen por debajo de 30 años, piensan que la vejez comienza a los 60, pero aquellos que estaban en la mediana edad señalaban este comienzo a los 70. Por otro lado, los que andaban en los 65, o algo más, consideraban el inicio de la vejez en los 74 años. En estas percepciones, el género es algo que también influye. Las mujeres señalaron que una comienza a ponerse “vieja” a los 70, mientras ese número mágico en los hombres se ubicó en los 66 años.

Fuente: elpais.com

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