España es el país de la OCDE donde más han crecido las diferencias entre ciudadanos.

Los pensionistas han sido el sustento económico y el apoyo logístico que han utilizado muchas de las familias que han pasado por estrecheces en la pasada crisis.

El importante papel que han jugado los abuelos y los jubilados durante la crisis ha sido detectado en diferentes informes, el elaborado en el 2017 por Josep Oliver (UAB), Ramon Roig y Xavier Segura (Tracis), mostraba que en el momento más duro de la crisis, cuando se generaron las desigualdades, los hogares en los que el cabeza de familia tenía más de 65 años aumentaron su gasto en alimentación y bebidas no alcohólicas en un 36,9%, mientras que en aquellas familias en que la persona de referencia tenía menos de 44 años se dio un descenso del 22,3%. Los hogares con cabeza de familia de entre 45 y 64 mantuvieron casi invariable el gasto, con un crecimiento mínimo del 1,2% en ocho años. Los autores calificaron el proceso de “transferencia generacional”, que se dio como consecuencia de una “estabilidad” de las pensiones comparada con una reducción salarial casi generalizada.

Fuente: La Vanguardia

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