La sociedad actual no nos permite sufrir. Para casi todo hay una pastilla anestésica; un comentario balsámico como un era lo mejor que podía pasar o el rechazo a los sentimientos con un no llores, que pasará.

La lucha por no sufrir y por no aceptar la muerte ha patologizado el duelo. «Pero éste es un proceso natural que hay que expresar porque nos habilita a encontrar el equilibrio después de la pérdida, y necesitamos que haya gente a nuestro alrededor que lo entienda», advierte la psicóloga y experta en pérdidas, Margalida Estarellas, tras una década de experiencia profesional viendo la cara al dolor en una unidad de cuidados paliativos.

Fuente: EL MUNDO

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