Entrevista a Reyes Carles Voluntaria de la asociación ‘Amics de la gent gran’
Reyes Carlos es desde hace tres años voluntaria de ‘Amics de la gent gran’, una ONG con 30 años de historia dedicada a acompañar a personas mayores que se sienten solas. Se hizo voluntaria de esta entidad cuando tenía 69 años, pocos meses después de morir su marido, a quien ayudaba en sus tareas profesionales.

Ahora todos los martes por la tarde tiene su agenda reservada. Durante dos horas visita a Berta, una señora de 89 años que vive en su misma ciudad, la de Barcelona. Sabe que durante toda la semana la está esperando para salir a pasear o acompañarla con sus conversaciones.

¿Qué le hizo decidir de entrar a hacer de voluntaria con ‘Amics de la gent gran’?

Tras la muerte de mi marido pensé que tenía que hacer algo. Desgraciadamente había terminado un capítulo de mi vida y yo tenía que seguir adelante. Pensé: ¿y ahora qué? Hay personas que en una situación así puede que se plantean volver a estudiar o ir al gimnasio, pero yo pensé que todo esto lo había hecho siempre. Entonces una amiga me habló de la ONG ‘Amics de la gent gran’.

“Que la persona que recibe tu compañía te lo agradezca, te levanta el ánimo y te ayuda a continuar “

Y qué os atrajo?

Estar con las personas mayores, quiero decir más grandes que yo, a mí me gusta. Pienso que aprendí a tratarlas gracias a mi marido. Él era oftalmólogo y yo durante los últimos años la ayudaba a la consulta. Era muy atento con las personas mayores y tenía mucha paciencia a la hora de asegurar que ese paciente cuando salía de la visita hubiera entendido bien las cosas y las pautas que le había dado.

¿Qué le aporta tratar con personas mayores?

Me aporta pensar que estoy haciendo algo que vale la pena. Cuando ves que voy a las tertulias que organizamos -un encuentro donde varios voluntarios van a casa de una persona mayor a conversar- o que participo en las salidas, y las personas que reciben nuestra compañía te valoran por lo que haces, eso te levanta el ánimo y te ayuda a continuar.

¿Cuál es el perfil de personas que reciben su ayuda?

Aparte de dedicar dos horas a la semana a hacer compañía a Berta, yo también col • laboro con Amics de la Gent Gran haciendo una selección y priorizando las personas usuarias que nos piden recibir un voluntario. Priorizamos las personas que se sienten solas, que no es lo mismo que vivir solo. Hay personas que viven con la familia, en una casa que hay mucha gente pero nadie está por ella.

¿Cómo son estas personas?

Hay un perfil menudo bastante común, de mujeres ya muy grandes, que tienen una gran fuerza, que han vivido una guerra, una posguerra, que han sufrido hambre y que han luchado mucho en la vida. Son mujeres duras, que han tenido que trabajado mucho y que por el contexto del momento pudieron ir muy pocos años en la escuela.

¿Qué le han enseñado? Te enseñan muchas cosas. Primero que han llegado hasta donde han llegado con un esfuerzo titánico. Mi generación, comparada con la generación más grande, que es la que mayoritariamente pide ayuda a ‘Amics de la Gent Gran’, ha sido una generación privilegiada. Hemos tenido estudios, muchos hemos ido a la universidad, nos hemos casado, hemos tenido hijos y no hemos pasado hambre. Y cuando ves esto, aprecias como has vivido.

Más de 88.000 personas mayores viven solas en Barcelona. La soledad es la principal enfermedad de los ancianos?

Una cosa es vivir sola y la otra, muy diferente es sentirse sola. La soledad a veces puede llegar a ser una maravilla. Yo misma vivo sola.

“A través de ‘Amics de la Gent Gran’ intentamos atenuar la soledad, pero sabemos que no podemos resolver “

Hablemos pues de sentirse solo.

No sé si es la primera enfermedad, pero es una enfermedad importante. La gripe o la artrosis si no se pueden curar siempre existe algún tipo de atenuante, pero con la soledad no. Nosotros estamos con la persona una tarde a la semana, pero no podemos curar este sentimiento. Intentamos atenuar esta enfermedad, que es la de sentirse solo, pero no la resolvemos.

Este verano ha ido como voluntaria de las vacaciones con ‘Amics de la Gent Gran’. Como se ha encontrado?

Me he sentido muy a gusto. Cuando estás vacaciones de placer, con los amigos o la familia estás bien, pero realmente no estás dando, sólo estás recibiendo. Yo mi vida si ahora no hubiera muerto mi marido no sería voluntaria, porque estaría con él y hubiera terminado mi vida pasando por aquí, dejaría hijos y nietos pero no con la satisfacción que tengo ahora.

¿Se siente llena?

Sin haber descubierto el voluntariado no viviría la vida con la satisfacción que tengo ahora.

¿Sois una persona activa?

Sí y más que antes. En esta etapa de la vida he podido elegir lo que quería hacer y tengo la suerte de que ayudo a la gente. Las personas mayores me dan las gracias y eso te da euforia interior. Les estoy muy agradecida.

“Sin el voluntariado no viviría la vida sin la satisfacción que tengo ahora “ ¿Considera que la labor que realizan las ONG y los voluntarios se debería de asumir desde los servicios públicos?

Sí, aunque las administraciones también nos ayudan a seguir con nuestro trabajo. Pero todos sabemos que si un día desaparecieran las ONG y los voluntarios se hundiría el mundo.

¿Se ha planteado que quizá un día acaba usted recibiendo la ayuda un voluntario de ‘Amics de la Gent Gran’?

Esto lo tengo muy asumido. Pero también pienso que yo no querré una persona un día a la semana. Mientras pueda entrar y salir, yo querré ir a hacer talleres, participar ya como usuaria en tertulias, salidas y las vacaciones que se organizan desde la ONG. A mí me gusta relacionarme con otras personas.

¿Qué diferencia hay entre un voluntario y un cuidador?

Dos horas de paciencia a la semana es muy fácil de dar, pero 24 horas al día de paciencia son muy difíciles.

¿Recomendaría esta actividad a las personas que tienen tu edad?

A todas no. Yo tengo amigas que tienen mi edad y quizás no lo aguantarían. Están haciendo de voluntarias con niños, apoyando a personas que acaban de llegar y que son inmigrantes, pero quizás con mayores no podrían, porque tienes que tener mucha paciencia. Cada uno tiene que encontrar su lugar.

 

¿La gente mayor sois el motor del voluntariado en Cataluña?

Somos el motor, pero todavía se tiene que hacer mucho trabajo con los niños. Ya que deben de aprender que en la vida, sea cuando sea, es necesario que hagan un voluntariado. Esto les enseña a saber que la vida no sólo eres tú y que hay otras personas de tu alrededor que te necesitan. Yo hubiera agradecido cuando tenía 30 años de edad conocer el voluntariado y tener experiencia. En este sentido, la muerte de mi marido me hizo descubrir.

Cuénteme eso.

Que mi marido muriera me enseñó que en lugar de compadecerse de mí y de pensar que me había quedado sola me tenía que espabilar. Y gracias a ello descubrí el voluntariado y he abierto un cuarto capítulo de mi vida. Ya que la vida está hecha de capítulos.