Hacer el testamento es la única manera que tenemos de disponer libremente de nuestros bienes y nos permite agradecer a la gente de nuestro entorno el apoyo que nos han prestado o la estimación que sentimos por ellos.
Para hacer el testamento hay que dirigirse a un notario que se encargará de dejar constancia pública de las últimas voluntades de su cliente. De esta forma, cuando la persona muera, sus herederos podrán acceder al documento y optar a la repartición de los bienes del difunto, si es que éste los ha designado como sucesores.
La validez del testamento no tiene efecto hasta la defunción del testador; por lo tanto, éste puede otorgar tantos testamentos como crea convenientes a lo largo de su vida, siendo el último el único válido. .