No es cierto que con la edad disminuye o incluso desaparece la actividad sexual.

Al envejecer no se pierde el deseo sexual y las personas mayores son tan capaces como cualquier otro de sentir placer, tener fantasías y sueños. La sexualidad forma parte de la vida cotidiana y es gratificante en cualquier etapa de la vida.

Por otro lado, conviene recordar que la actividad sexual no es sinónimo de coito. La sexualidad puede desarrollar una de las facetas más creativas de las personas y proporcionar placer de maneras muy diversas.

La sexualidad en la vejez se ha visto influida por determinados estereotipos sociales sobre el rol masculino y femenino y, sobre todo, por el rol de persona mayor según el cual la necesidad de mantener relaciones sexuales desaparece con la edad. Esta percepción social de negación de la sexualidad que se produce entre personas mayores heterosexuales, puede aumentar en el caso de personas homosexuales.

Normalizar la sexualidad entre las personas mayores, respetando tendencias, prioridades, gustos y creencias, sirve para favorecer la comunicación sobre este aspecto, expresando opiniones y dudas que se puedan presentar en este ámbito de la vida.

Es importante tener en cuenta que a cualquier edad se pueden contraer enfermedades de transmisión sexual si no se utilizan preservativos.