Las alteraciones de la visión representan una mayor vulnerabilidad de las personas mayores con repercusiones en su vida; funcionalmente hay una limitación para la realización de las actividades cotidianas, con una disminución de la movilidad; psicológicamente se ve afectada la seguridad de la persona por las dificultades que supone funcionar con poca visión; socialmente se ven afectadas las actividades de ocio y también las relaciones sociales, puesto que la persona se siente insegura a la hora de salir de casa y lo hace con menos frecuencia. Las personas que no son conscientes del déficit sensorial tienen más riesgo de sufrir accidentes.

Se recomienda:

  • Hacer una revisión periódica de la vista sobre todo si se sufre diabetes, que puede causar problemas en los ojos. Al menos una vez al año hay que visitar al médico para un examen de agudeza visual y de tensión ocular.
  • Adecuar el espacio personal para que la pérdida de visión influya tan poco como se pueda en la vida diaria. Algunos de los cambios que se pueden hacer para mantener el estilo de vida son: iluminar adecuadamente los espacios, señalizar los lugares peligrosos para evitar caídas, jugar con el contraste de colores para ver mejor los objetos (por ejemplo, interruptor negro en la pared blanca).